Esta serie es una reflexión sobre la fragilidad detrás de la condición humana. Es un experimento en el que llevo a cada sujeto fotografiado a un estado vulnerable, en el que literalmente se desnudan en cuerpo y alma. Es un laboratorio de observación, un experimento existencial en el que intento comprender más sobre el contraste interno dentro de la naturaleza humana. Cada persona, se desnuda el trozo, se sienta frente a mí, y comienza a narrarme una parte de su historia. Me dejo seducir por sus historias, y cuando lo hago me sumerjo a un universo nuevo, una manera única de percibir el mundo. Me percato de que en cada historia hay conflicto, fragilidad, presencia de dolor.
Comienzo el registro mientras pienso : ¿Qué es este dolor? ¿Qué es lo que hace a un alma? ¿Por qué estos cuerpos cargan todo ese sufrimiento?
Por medio de este ejercicio busco atrapar el tormento, congelarlo. Un acto místico que me permita diseccionarlo y tal vez, hasta arrancarlo.
Cada historia, cada sentimiento expresado, refleja el extraño mundo en el que vivimos.
Este es un ejercicio dinámico de contemplación , un espejo en el que rebotan y se entremezclan los reflejos entre el observador y lo observado – entre tu y yo.
Quizás así, mirando tu dolor, puedo comenzar a descifrar el mío..el de la existencia –
Podrías saber, que cuando yo te miro, tu estas un poco en mí ….y yo estoy en ti y…. en esa mirada somos y de esa manera morimos un poco a lo que somos y nacemos a un nuevo ser.
Podríamos reconocer, que no somos habitantes sólo de este cuerpo, que habitamos también en nuestros sueños. Podríamos aprender que cuando nos tomamos las manos y nos reconciliamos, nos reconciliamos todos. Podríamos morir al separatismo y dejar de ser nuestras falsas identidades para convertirnos en lo que realmente somos. Podríamos morir a la muerte para reconocer la que la muerte es la esencia de la vida. Nacer a lo que somos, desnudos y auténticos.